Pensar en la
calidad educativa me hace reflexionar en lo que debería ser, en lo que es, lo que
nos piden, pero más, en lo que tenemos para lograrlo. En un trabajo anterior,
señale que era un proceso mediante el cual se permite descubrir y desarrollar en los
educandos o alumnos capacidades cognitivas,
habilidades, destrezas y actitudes, que les permitan ser
competitivos en el ámbito en el cual se desenvuelvan, naturalmente a nivel personal, social, etc. Luego pensé una forma de descubrir
las habilidades, capacidades y actitudes que permitan al ser humano ser competitivo
Pensar
quien puede transformar la calidad educativa en mi escuela, salón de clases, en
los alumnos o que puedo hacer, me hace reflexionar todavía más; inmediatamente llega a mi mente, calidad educativa ¿en dónde?
Si, en las comunidades indígenas no hay
escuelas, si los niños en el campo
tienen que labrar la tierra, no tienen que comer, las condiciones son muy muy precarias, los
niños en la calle están vendiendo chicles, lavando carros, mientras que en
las aulas hay indiferencia por el trabajo. El
gobierno señala habilidades digitales
para todos, hay niños que carecen de
computadoras en casa, de internet,
entonces ¿Cuándo desarrollarán esas habilidades? Difícilmente tienen
para comer.
¿A caso
los hijos de altos funcionarios o del presidente de la república estudian en el sistema público? Si no es así,
como pueden saber de las necesidades del sistema, por que adoptar modelos
educativos de otros países que quedan fuera de nuestro contexto y jamás
van a resultar.
A caso,
no sería mejor, si se partiera de lo que
representa nuestro país, de nuestras pobrezas, carencias, debilidades y fortalezas para encontrar el
modelo educativo ideal, sobre todo desde
las aulas y no detrás del escritorio.
MTRA. MARGARITA PÉREZ REYES
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