domingo, 18 de noviembre de 2012

Mis ideas

Tan solo una muestra de la creatividad de los chicos, algunos parecidos pero cada uno un estilo diferente.     GRACIAS POR SU ESFUERZO CHICOS
 
 

viernes, 2 de noviembre de 2012

TE RECUERDO

En días pasados lei una reflexión que señala la diferencia entre padres autoritarios y los padres de hoy, es decir , padres que establecen limites contra padres ........ ¿padres?  y ¡padres! que no pueden establecer limites y me pregunto ¿Por qué?.
Esto me hace recordar a una madre que conocí hace algunos años y que fue la mejor amiga de sus hijos, sin perder su lugar de madre y su jerarquía como autoridad, una mujer que sabía escuchar y que muy a su estilo establecia limites quiza sin saberlo.
Dichosa y sabia mujer que sin saber leer y escribir ¡si! efectivamente fue la mamá más mamá de todas las mamás; sin lugar a dudas, la " mamá más mala del mundo". Hoy siendo una fecha muy especial y ya no estando ella, solo puedo recordar que fue amiga, compañera, confidente, complice, consejera, médico, psicologa, me faltarían palabras para definirla.
Este 2 de noviembre a casi 12 años de su partida se siguen todavía sus enseñanzas, por eso Pelanchita, la  proxima ofrenda es para ti. se que nunca lograre ser como tu; pero no importa el tiempo y la distancia, nos volveremos a ver, recuerda que hay una plática pendiente; tanto tú como yo sabemos que no podemos estar separadas, no puedes vivir sin mi y yo sin ti, llevate todo por que el próximo año te estare esperando.
Creo que han adivinado de quién hablo, y sino lo han hecho, permitanme dedicarle este espacio a esa mujer. Mi idola y mi héroe, MI MADRE.

A donde vayas te seguire para no separarnos más.

Mtra.  MARGARITA

Piero el magnífico

Desde que era un pavo real muy pequeño, veía al tío Cachu pasearse por nuestro territorio como si estuviera en su casa. Conocía a mis papás desde hacía mucho tiempo y ellos le tenían una confianza absoluta. Vivía muy cerca de nuestra casa, por lo que era natural que él me cuidara y se hiciera cargo de mi seguridad cuando mamá y papá debían ausentarse.
El tío Cachu era un pavo real al que todos admiraban y respetaban, y lo que él decía jamás se ponía en duda.
Al principio nos entendíamos bien y nos divertíamos mucho. Me llevaba a la orilla del río y nos echábamos al agua. A veces se pavoneaba con su extraordinaria cola y ésta resplandecía con mil destellos bajo los rayos del sol. También le gustaba mucho que yo extendiera mi cola como abanico; decía que mi plumaje le parecía admirable.
Como le tenía mucha confianza, era normal que lo complaciera aceptando hacerle los pequeños mimos que él me pedía. Decía que lo que hiciéramos juntos debía ser un secreto entre nosotros y que yo no debía contárselo a nadie.
Después, sus peticiones eran cada vez más insistentes y, en cuanto estábamos solos, me pedía que intercambiáramos diferentes caricias que no me gustaban. Me decía que si yo le contaba algo de esto a alguien me iba a arrepentir, porque podía ocurrir una desgracia terrible.
Tenía mucho miedo y me sentí demasiado culpable para decírselo a alguien.
Luego, cada vez que me negaba a someterme a sus exigencias, me obligaba a hacerlo arrancando las plumas de mi cola. Esto me dolía mucho, pero nadie se daba cuenta porque no me atrevía a extenderla.
Tampoco me atrevía a decírselo a mis papás, porque pensaba que nunca iban a creerme.
Estaba avergonzado de mí mismo y me sentía malo. Cuando me paseaba en el bosque, tenía la impresión de que todos los animales me miraban con un aspecto acusador.
Estaba muy triste y, cuando mi padre me preguntaba si tenía algún problema, le respondía que no, que todo estaba muy bien. Por la noche me costaba mucho trabajo dormirme y a menudo me sentía enfermo.
Además, mis amigos me rehuían porque no siempre los trataba bien. Me sentía descorazonado y no sabía qué hacer.
Un día estaba llorando en silencio al pie de un inmenso abeto cuando me sorprendió percibir junto a mí a la paloma Lumina, a la que todos apreciaban por su sabiduría. La paloma se dirigió a mí con estas palabras: “Pareces estar sufriendo mucho”.
Desesperado, me puse a llorar y terminé contándole los detallas de la tragedia que vivía.
“Me entristece mucho lo que te sucede”. Dijo Lumina, “pero tú no tienes la culpa. El único responsable en todo esta historio es Cachu. Has hecho bien en decírmelo y te admiro porque se necesita mucho valor para hacerlo. Ahora voy a hacer algo para ayudarte y protegerte. Quédate aquí”, dijo, “aquí estás seguro; luego vendré a buscarte.”
Y levantó el vuelo.
Después supe que fue a contarles toda la historia a mis padres. No es necesario decir que mi padre se encolerizó mucho y que el tío Cachu fue expulsado para siempre del territorio familiar. Nunca más lo volví a ver, pero escuché decir que recibió un castigo severo por su mal comportamiento.
La paloma volvió a buscarme con mi mamá y mi papá y al ver la compasión en sus ojos supe inmediatamente que no estaban enojados conmigo. Me dijeron más o menos lo mismo que me había dicho Lumina y me abrazaron muy fuerte.
Sin embargo, la pesadilla no terminó ahí. Con frecuencia me sentía mal y estaba triste. Por fortuna mis padres me animaban y Lumina era muy buena conmigo. Le conté muchas otras veces lo que viví y ella me daba consejos muy útiles.
Poco a poco fui recuperando la seguridad en mí mismo y la confianza de mis amigos. Las plumas de mi cola crecieron de nuevo y mi plumaje volvió a ser sedoso y bello.
Sentí nuevamente la alegría de vivir, que creía desaparecida para siempre, y ahora estoy aprendiendo a vivir con esta herida interior que poco a poco se va sanando.
Creo que, finalmente, lo que me pasó me ayudó a “crecer” internamente.
El año siguiente, después del desfile tradicional de los pavos reales, me apodaron Piero el magnifico por el brillo del plumaje de mi cola.
 
 Dufour M., “Cuentos para crecer y curar”. España, Editorial Sirio. Págs.173- 175


 

viernes, 24 de agosto de 2012

CUENTO PARA CRECER